¿Quién en alguna ocasión no ha recurrido al chocolate, terrinas de helados, bollos después de haber tenido un mal día?, la ingesta de alimentos de forma ocasional no requiere una atención especial, pero cuando la ingesta se produce de forma frecuente durante un corto periodo de tiempo y hay sensación de pérdida de control podríamos hablar del denominado trastorno por atracón.

:: Los episodios  podrían ir  asociados  a alguno de los siguientes síntomas:

1. Ingesta mucho más rápida de lo normal.
2. Comer hasta sentirse desagradablemente lleno.
3. Ingesta de grandes cantidades de comida a pesar de no tener hambre.
4. Comer a solas para esconder su voracidad.
5. Sentirse a disgusto con uno mismo, o gran culpabilidad después del atracón.

::  El trastorno por atracón no se asocia a estrategias compensatorias como en la bulimia o la anorexia (p.ej. vómito, ayuno, ejercicio físico excesivo).

¿Cuáles pueden ser las causas de los atracones?

  1. Realización de dietas estrictas. Se han puesto  de moda dietas caracterizadas por la disociación de alimentos, batidos e importantes  restricciones alimentarias que consiguen la pérdida de peso en poco tiempo pero no logran mantener los resultados a medio-largo plazo. Se caracterizan por el mensaje de “prohibición” que aunque al principio y dependiendo de la motivación puede funcionar,  termina convirtiéndose en una pesadilla caracterizada por más restricciones, limitando nuestra vida social y familiar. Además los pensamientos y preocupaciones giran de forma constante alrededor de lo que “no tengo/puedo comer” apareciendo en consecuencia un sentimiento de fracaso si no se consigue mantener la dieta en el tiempo, por no hablar del efecto “rebote” caracterizado  en comer de forma compulsiva aquellos alimentos que han sido prohibidos y convirtiéndose en  atracones.
  2. Las emociones. En ocasiones vivimos experiencias difíciles en nuestras vidas que pueden “aliviarse” a corto plazo a través del consumo de alimentos. Esto se produce porque por un lado,  el efecto de tragar relaja, y por otro lado,  porque tendemos a consumir alimentos  ricos en hidratos de carbono refinados (azúcar, pan blanco, etc.) nos dan una sensación momentánea de mayor energía o bienestar, porque elevan la cantidad de glucosa en la sangre. Cuando esto sucede el cuerpo produce insulina  provocando un bajón de azúcar que nos hace sentir peor.   La ansiedad y la depresión pueden ser una de las causas de los atracones, apareciendo como consecuencia de no haberlos podido controlar, la culpa y el remordimiento, que aumentaría nuestro estado de angustia  convirtiendo en un  círculo vicioso de emociones negativas nuestro día a día.
  3. El aburrimiento. A veces podemos encontrarnos en situaciones en las que no sabemos qué hacer,  sin tener una actividad establecida, habitualmente suele ser en nuestro hogar en el que las visitas a la nevera se producen con asiduidad. La planificación de nuevas actividades o el mantenerse fuera de casa en éstas ocasiones,  podría ayudarnos a evitar el atracón.

¿Qué puede ayudarme a controlar los atracones?

–  Conocer cual es la causa de nuestra ingesta ¿tengo hambre o estoy nervioso/a, aburrido/a? habitualmente se confunden.

– Visitar a un profesional especializado (nutricionista, endocrino, psicólogo) Se obtiene mejores resultados  si la intervención se realiza a nivel multidisciplinar.

– Si hacemos dietas establecer pautas y hábitos alimenticios que puedan mantenerse a largo plazo.

– Realizar actividades (físicas y de ocio) que ayuden a mejorar el estado de ánimo.

–  Aprender recursos nuevos que nos ayuden a liberar las emociones negativas y que ayuden a segregar la serotonina, por ejemplo: si llegamos a casa después de un día duro de trabajo, sustituir  el atracón por un baño de espuma caliente, salir a dar un paseo, leer un libro que nos guste.

–  Manejar algunos estímulos que potencian el atracón como por ejemplo, comer sin masticar, comer de pie, dar grandes bocados o comer a escondidas, por otros: masticar  durante 1 minuto cada bocado, comer en platos pequeños, utilizar cubiertos para que los bocados sean más pequeños (sándwich, bocadillos), comer acompañado, llevar el dinero justo cuando salimos de casa y realizar 5 comidas diarias para no tener sensación de hambre.

–  Organismos como la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomiendan una dieta en la que el 55% de la energía total proceda de una amplia variedad de alimentos ricos en hidratos de carbono.

 

Syra Balanzat