Nuestra energía vital, en el momento en que entra en nuestro sistema, se mezcla con la energía que llevamos con nosotros. Modifica su vibración en función de lo que almacenamos: emociones no expresadas.
Cuando estamos a punto de ser atropellados por un coche, nuestro sistema energético pega un subidón espectacular para salvar nuestra vida y lo hacemos porque experimentamos una emoción concreta. En este caso, sería el miedo.
El ser humano, como cualquier animal, ante una situación de peligro actúa de dos maneras posibles: miedo (salir corriendo) y rabia (luchar). Sabemos, instintivamente, igual que cualquier animal, cuando hay que salir corriendo (ejemplo del coche) y cuando luchar. En ese proceso, generamos una energía extra que nos ayuda a realizar dicho proceso.
Pero esa energía, una vez pasado el peligro no la necesitamos por el momento. El animal, en estado salvaje, se deshace de esa energía de diferentes maneras: los pájaros baten sus alas, los felinos afilan sus uñas en un árbol, o se sacuden o bostezan. Realizan lo que llamamos «higiene energética». Nosotros sin embargo, por esa pérdida de contacto con nuestra parte más salvaje, solemos retener esa energía sobrante, almacenándola en nuestro sistema energético y, con el paso de los años y evento tras evento, logramos acumular suficiente energía como para producir un bloqueo. Un bloqueo energético que vibra en una determinada frecuencia, en la de la emoción que la creó. Miedo, rabia, tristeza. Un bloqueo energético no es otra cosa que una ENERGÍA DE UNA EMOCIÓN NO EXPRESADA.
En nuestro cuerpo almacenamos esos bloqueos energéticos y con el tiempo, podemos sentir que están ahí de manera física. La energía ocupa un espacio físico y es muy común sentir como «una bola en el estómago», «una presión en el pecho», etc… Es energía. Energía bloqueada en una determinada frecuencia. Ante un evento concreto, esta energía puede vibrar de formas más o menos evidentes y hacemos sentir «enfados» por algo que creemos que no es para tanto o sentirnos tristes viendo el funeral de un personaje famoso que nada tiene que ver con nosotros. Despertamos ni más ni menos, que nuestra energía bloqueada cuando entramos en contacto con una energía similar vibrando de manera contundente.
A esto lo conocemos como efecto diapasón. Vibramos por «simpatía» con la vibración de otra persona o evento. Pero esto ocurre solamente si tenemos esa energía bloqueada en nuestro interior. A nivel práctico, descubrir que sentimos rabia por un evento externo tiene un efecto muy liberador, ya que nos permite tomar nuestro poder, aceptar que esa emoción reside en nosotros y trabajar para liberarla. A medida que liberamos nuestra energía estancada (bloqueos), la vibración emocional de nuestro entorno nos afecta menos y cambiamos también el tipo de personas y eventos que atraemos a nuestra vida por ese efecto de atracción por «simpatía». ¿Acaso crees que las personas alegres, tristes, amargadas, etc…que se presentan en nuestras vidas no las elegimos nosotros?, aaahhhh, que ¿crees que es casualidad?… No dudes que están delante de tí porque vibras a esa frecuencia y atraes a tu vida las vibraciones que emites. Esas personas, animales, objetos, etc, no paran de mostrarnos todo lo que somos. Y cuando nos aparece una emoción determinada es una oportunidad más para reconocernos a nosotros mismos y aceptarnos, ¿cómo lo puedo hacer?… Sinceramente, con tomar conciencia de ello sería suficiente, pero estamos tan fuera de contacto de esta parte nuestra salvaje que ya no sabemos distinguir de si tengo hambre o sueño. Por eso ahora tenemos herramientas para desbloquear emociones y trabajar más nuestro interior con Meditaciones, Reiki, Sacrocraneal, y un largo etc. Estas herramientas nos despierta nuestro interior y tomamos consciencia de que lo de fuera no lo podré cambiar jamás, pero mi interior cuando lo cambio, cambia el mundo exterior. Nuestra alma quiere lo mejor para nosotros, pero nuestros datos nos impide comunicarnos con ella.
Por tanto, si aceptamos nuestros conflictos emocionales, seremos libres y las personas que tenías cerca «que te amargaban la vida», desaparecerán y aparecerán otras personas que vibrarán en tu nueva frecuencia energética. ¿más elevada?… dependerá de nosotros, no de ellos.
(Juan)